El tamal que nació para alimentar a un pueblo


Originario de la Huasteca, el zacahuil es un platillo que combina historia, sabor y recuerdos en cada bocado

Cuando los tamales dejaron de bastar para toda la gente, las manos creadoras, cansadas de elaborarlos uno por uno, decidieron preparar uno gigante. Así nació el zacahuil, símbolo de unión y celebración que perdura hasta hoy.


Se puede encontrar en diversas regiones del país, pero sí de la Huasteca se trata, no se puede dejar fuera a Tuxpan, donde está presente en casi toda la ciudad y se ha convertido en uno de sus platillos más representativos. 


Su preparación consiste en mezclar el maíz molido con manteca, bañar la carne en adobo rojo y envolver todo en hojas de plátano. Luego, el horno hace su magia por horas hasta que el aroma avisa que el momento ha llegado.



“Más que un platillo, es un abrazo que se comparte a pedazos”, así lo describió Claudia, quien reside en la ciudad de Tuxpan desde hace más de 20 años y es fanática del zacahuil.


“Al comer el zacahuil hay una mezcla de sabores muy de hogar, picosito y salado con trocitos de carne que te hacen sentir en casa, es algo muy de la huasteca” dijo respecto a su sensación de comer el alimento.





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