Tamal de dulce, un platillo que se resiste al olvido
Postre, comida, cena, puede consumirse a cualquier hora, ya que con su aroma, sabor y color rosado característico sigue conquistando a todos
Como muchos de los alimentos de la región Huasteca, el tamal de dulce tiene raíces mestizas provenientes de los colonizadores. Hoy, es un platillo que conserva gran cantidad de tradición y memorias del estado.
Es ideal para cualquier momento del día. Algunos lo consumen como un postre, mientras otros lo disfrutan en un almuerzo. Lo cierto es que no hay hora específica para comerlo, pues siempre se puede gozar.
Su preparación consiste en mezclar masa de maíz con manteca, azúcar, vainilla y colorante rosa para darle su característico tono. Se añade piña, pasas o coco, luego se envuelve en hojas de maíz o plátano y se cuece a vapor.
Suele encontrarse en la zona centro y sur del estado de Veracruz, aunque Mónica, ama de casa que reside en el norte, específicamente en Tuxpan, es fiel admiradora y amante del tamal de dulce.
“Me recuerda mis desayunos antes de ir a la escuela en mi infancia, me transporta a esos días”, comentó respecto a lo que influye para que sea uno de sus favoritos. Su comentario refleja nostalgia y buenos recuerdos por lo vivido en su infancia.
En cuanto su sabor preferido dijo: “Amo el de fresa, su sabor dulce pero no en exceso lo hace ligero y satisface tanto un antojo como una buena manera de empezar tu día”. Refiriéndose a que de manera personal prefiere comerlo temprano.
La tradición del tamal de dulce no es solo nostalgia, sino conciencia cultural. Guarda memorias de la infancia y de la vida de muchos, como el caso de Mónica, quien continúa consumiéndolo por lo que significó para ella.
Porque, como decía Edmundo Escamilla, historiador gastronómico, cronista y profesor mexicano, “perder las recetas sería como perder la memoria histórica de México”. Y es cierto, sin recuerdos no hay identidad y los sabores pierden su raíz.


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